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Críticas: Crítica de “El planeta de los simios: Nuevo reino” (“Kingdom of the Planet of the Apes”), película de Wes Ball

El director de la trilogía de Maze Runner (2014, 2015, 2018) incursiona en la extensa franquicia (unas 20 películas, telefilms y series desde 1968 hasta la fecha) de El planeta de los simios con suerte dispar.

El planeta de los simios: Nuevo reino (Kingdom of the Planet of the Apes, Estados Unidos/2024). Dirección: Wes Ball. Elenco: Owen Teague, Freya Allan, Kevin Durand, Peter Macon y William H. Macy. Guion: Josh Friedman, basado en personaje de Rick Jaffa y Amanda Silver. Música: John Paesano. Fotografía: Gyula Pados. Edición: Dirk Westervelt y Dan Zimmerman. Distribuidora: Disney (20th Century Studios). Duración: 145 minutos. Apta para mayores de 13 años.

Si tenemos en cuenta que la primera película dirigida por Franklin J. Schaffner y protagonizada por Charlton Heston data de 1968, esta saga cinematográfica ya anda por los 56 años. En ese sentido, El planeta de los simios: Nuevo reino es un intento -no del todo logrado- por reciclar y reiniciar (una vez más) una franquicia cuya “era moderna” surgió en 2001 con el film de Tim Burton y tuvo para mi gusto una muy buena trilogía integrada por El planeta de los simios: (R)Evolución (2011), de Rupert Wyatt; El planeta de los simios: Confrontación (2014), de Matt Reeves; y El planeta de los simios: La guerra (2017), también de Reeves.

Nuevo reino comienza con el funeral de César, el sabio y valiente líder de los simios en los films anteriores. Luego de ese prólogo, la acción salta varias generaciones y su figura se ha magnificado como la de un profeta cuyas enseñanzas se invocan una y otra vez. Pero, claro, en el universo post apocalíptico reinan los simios, mientras que los humanos se han reducido a la mínima expresión y quienes sobrevivieron han involucionado tanto que muchos han perdido incluso la capacidad del habla.

En ese contexto de dominio de los otrora primates y hoy dueños del planeta los hay, claro, buenos y malos. Entre los primeros, que han desarrollado hasta el arte de la cetrería (las aves tendrán una importancia decisiva en la resolución del film), encontraremos al joven Noa (Owen Teague) y y al experimentado Raka (Peter Macon), que sigue los preceptos morales de César, en una clara relación alumno-maestro. Y, del otro lado, estará como antagonista principal el dictatorial y sádico líder Próximus César (Kevin Durand) con construye su imperio imponiendo el miedo y la violencia. Y, en el medio, aparecerá una joven llamada Mae (Freya Allan), que no solo habla sino que además es muy inteligente y avispada, y terminará uniéndose a Noa y Raka en la resistencia a los tiranos.

Si el conflicto es más bien básico, Ball lo desarrolla por momentos con escenas de acción logradas en su tensión y suspenso, pero también con otros pasajes en los que la narración se alarga demasiado con parlamentos tan subrayados como solemnes. El resultado es un film con demasiados desniveles, que se sostiene gracias a un imponente despliegue visual y al impecable trabajo de captura de movimientos (y de rasgos faciales) de los simios, pero que extraña la potencia dramática y la espectacularidad de los films precedentes.


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