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Noticias: Tres egresadas de la carrera de Comisariado de la EQZE comparten sus experiencias, proyectos y analizan los desafíos profesionales

(Nota II de III)

La Elías Querejeta Zine Eskola (EQZE) es un centro de formación de vanguardia con sede en el imponente centro cultural Tabakalera de la ciudad española de San Sebastián (País Vasco) que ofrece tres espacios de formación más un ámbito para la investigación.

A pocos días de que el 1º de febrero abra la inscripción para el curso 2024-2025, estas tres jóvenes que ya pasaron por la institución en la especialidad de Comisariado escribieron sobre sus experiencias académicas, sus proyectos y sus pensamientos respecto de su oficio.

Aquí la primera nota sobre tres egresados latinoamericanos de la carrera de Creación

INÉS VÁZQUEZ

PRESENTACIÓN PERSONAL. Nací en México, pero viví gran parte de mi vida en Uruguay. Me formé en Medicina por más de 6 años, pero hace ya 10 que orbito alrededor del cine. Me licencié en Comunicación y estudié el diplomado de montaje en la Escuela de Cine del Uruguay. Fui productora y programadora en Phono-Cinema UY y productora ejecutiva de la película Dos Orientales (Uruguay, 2018). En 2019 co-fundé Byobu, plataforma desde la cual produje Ida Vitale (Uruguay, 2022), ópera prima de María Arrillaga (presentada en Málaga, SANFIC, MostraSP). Cada vez que puedo, colaboro con Mientras Tanto CINE, un espacio de formación, creación y difusión de cine experimental en Uruguay que va por su sexta edición.
Actualmente, mi trabajo de investigación y creación tiene como foco la obsolescencia de las técnicas, el valor del gesto anacrónico y la problematización de un tipo de cine como objeto de museo.

SOBRE LA EXPERIENCIA EN EQZE. Hace poco volví a leer la carta de motivación que me dio entrada a la Elías Querejeta Zine Eskola. En ella decía que mi recorrido profesional había sido, hasta el momento, rizomático. Que, si bien la urgencia siempre me había encontrado del lado de la producción, mi vínculo con el cine respondía a una lógica más transversal, horizontal e, incluso, subterránea.

Si bien estas líneas contenían una intuición, no fue hasta pisar la EQZE que pude tomar contacto con la idea del cine como un organismo vivo que genera brotes y se extiende en mil direcciones; que echa raíces y forma nudos; que en algunos puntos permanece latente o muere, mientras que en otros estalla de vida. Esta idea de un cine interconectado, de un cine del error y un cine del ensayo, de un cine que se piensa y un cine que se encarna, esta idea de un cine-rizoma, me permitió, entre otras cosas, pensarme como cineasta y renovar los votos con lo que hago.

Éticas y estéticas de la imagen. Archivos profanos. Regímenes de visibilidad. Arcanos y cánones. Memoria, representación y olvido. El gusto. El tacto. Geocinematografías. Circulación de narrativas y neocolonialismos. Extractivismo. La dimensión política del sonido. La EQZE, como escuela de pensamiento crítico que es, me dio las bases epistemológicas y metodológicas necesarias para, sin necesidad de caer en verbalismos formales rabiosos, atender a la urgencia de cuestiones éticas que atraviesan las prácticas cinematográficas actuales en relación con el cine de mis latitudes. En ese sentido, la escuela se nos apareció a mí y a varias de mis compañeras como un espacio desde el cual pensar al cine latinoamericano y defender su originalidad, paradójicamente, desde la metrópoli. Es que la EQZE es una escuela que, lejos de temer a la contradicción, se apoya en su disección rigurosa para poder habitarla de forma situada.

Es que la EQZE no es una isla. Está múltiplemente conectada y en eso reside gran parte de la riqueza de su propuesta. Gracias a las prácticas profesionales ofrecidas por el Festival de San Sebastián tuve la suerte de participar del equipo de preselección de Nest, sección competitiva que recibe películas realizadas por estudiantes de cine de todo el mundo. Fue una experiencia de aprendizaje inconmensurable que me permitió conocer la obra de más de 400 cineastas y hacerme preguntas acerca de quiénes somos las que estamos accediendo a estudiar cine y cuáles son las formas en las que se concibe la transmisión de estos “saberes”. Gracias a convenios de colaboración de la escuela con otras instituciones, en los próximos meses podré seguir aprendiendo sobre diferentes cines y sus aristas desde el Centre Georges Pompidou, Light Cone y Cinemateca de Lisboa.

En lo que respecta a mi recorrido académico personal, desde su estructura curricular, la Eskola me permitió transitar entre sus varios “tiempos” y esbozar una suerte de recorrido de “comisariado matérico” que tanto desde la práctica como desde la teoría fue alimentando lo que sería mi proyecto final.

Desde el inicio del año lectivo formé parte del grupo de investigación Piezas cinéticas y vanguardias escópicas gracias al cual pude entrar en contacto directo con las primeras búsquedas de serialización de imágenes en movimiento. Pocos meses después, participé de un taller de realización de emulsiones fotoquímicas para después hacer otro sobre tinting and tonning. En paralelo, participé en la digitalización de un nitrato entintado de 1915. A las semanas, dedicamos una semana a aprender y reconstruir los flujos de trabajo de etalonaje y realización de copias en fílmico utilizando tecnologías caídas en desuso. Casi sin darme cuenta, me incié en una exploración arqueológica sobre la fotoquímica del color y accedí a conocimientos altamente especializados cuya transmisión -otrora confinada a la esfera del oficio y de la indsutria- hoy solo puede sobrevivir bajo el amparo de ámbitos académicos y artísticos, apoyada en la experimentación práctica y en la consulta con las fuentes primarias (los escritos de los pioneros de la fotografía).

Al redactar estas líneas, me encuentro constantemente alternando entre las formas del singular y del plural. Es que mi experiencia de la escuela es la de una aventura humana emprendida en conjunto. En parte debido a su tamaño reducido y especialmente por poner su foco en el cine -arte gregario si los hay- en la EQZE lo humano y lo profesional resultan prácticamente indiscernibles. Nuestras derivas se cruzan y reflejan las unas en las otras. Muchas veces, es la ola de entusiasmo de una compañera la que hace que descubramos aproximaciones que resignifican nuestras propias exploraciones. El afloramiento de este sentimiento de reciprocidad del acto creativo, de complicidad artística y de contención humana sólo es factible en una comunidad donde se comparte el sentido de responsabilidad individual en el mantenimiento de un espacio de experimentación audaz y seguro.

Leyendo hacia atrás, observo que el texto oscila entre conjugaciones pasadas y presentes y que aún resta hablar del siempre elusivo futuro. Ayer, Matías Fajn, un compañero de comisariado con quien compartimos muchas de estas (pre)ocupaciones, me regaló un texto de Marina Garcés en el que la autora llama a refundar el concepto de promesa. Allí subrayé: “el tiempo de la promesa no es un tiempo fuera del tiempo. Es una potencia de futuro que reorganiza y orienta al presente”.

Si tuviera que concluir, no me quedaría más que decir que mi pasar por la EQZE me ha hecho más libre a la hora de seguir buscando un lugar propio dentro de este rizoma y, sobre todo, me ha proporcionado una promesa, una brújula que reencauza mi presente hacia la posibilidad de seguir abriendo espacios de cine; un norte que me lleva a buscar formas de permanecer cerca de los núcleos de ilusión que son mis amistades férreas. Y no puedo pensar en mejores andamios para el futuro.

Ronda en mi cabeza la idea de que somos la quinta promoción que viene esculpiendo a esta escuela en sueños.

SOBRE “ZONA UMBRA”, PROYECTO DESARROLLADO EN LA ESCUELA. Es un proyecto artístico, curatorial y de reflexión crítica en torno a la sombra como materia prima del cine. Se apoya en el fenómeno del eclipse como metáfora del hecho cinematográfico mínimo y busca, desde el presente, la llama de las primeras expresiones de la imagen en movimiento en formas cinematográficas contemporáneas.

Zona umbra se descompone en tres tiempos: es a la vez una investigación formal y anclada en el hacer que propone revisitar tres formas de generar color a partir de sombras (Fulguraciones 1 y 2, 2024, 16mm); es un laboratorio de propuestas curatoriales que ponen en diálogo objetos cinéticos vinculados al “precine” con películas contemporáneas (Zona antumbra), y es, finalmente, una reflexión – sustentada en el interés por la arqueología de los medios, en el diálogo con artistas y en la práctica – acerca de las formas de pensar y exhibir el cine desde su historicidad, en contextos museísticos (Zona umbra en diacronía).
En el marco de las Hipótesis tuve la oportunidad de realizar la primera presentación pública del vértice expositivo del proyecto.

Zona umbra. Soles estáticos, cines de eclipses y activación de linternas mágicas se llevó a cabo en Photomuseum de Zarautz, el 22 de noviembre de 2023. Coincidiendo con el solsticio de invierno, en el que los días comienzan a extenderse y la noche mengua, el programa propuso una exploración en torno a la penumbra como materia prima del cine a través de la exhibición de una selección de obras que orbitan alrededor de una sombra mayor: la de los eclipses.

La actividad comenzó con la proyección de Eclipse lunar y Eclipse solar, dos vistas de linterna mágica de más de 160 años de antigüedad pertenecientes a la colección del museo. Mediante el uso de proyectores concebidos especialmente en conjunto con Mariana Torres y el grupo de Cine y Tecnología de Medialab (Tabakalera) para la preservación de las piezas, y reutilizando los lentes de proyección del Cine Modelo de Zarautz, estas primeras exploraciones de la representación de la imagen en movimiento volvieron a ser puestas en marcha. Ambas proyecciones siguieron el pulso de Batimento, un ejercicio sonoro de la artista chilena Ce Pams concebido especialmente para el programa que explora la figura de la sombra y el ocultamiento a través de la unidad mínima y más corpórea del sonido: la frecuencia.

Como cierre, se proyectaron dos cortometrajes en sus formatos originales. Primero la película Eclipse (2005), de la cineasta experimental estadounidense Jeanne Liotta, que a través de la filmación de un eclipse lunar en película kodachrome expone lo elusivo que puede ser revelar el fenómeno estelar. Como cierre se proyectó Viaje al centro del eclipse (1984), de Luis Mari Ulibarri, película recuperada por los integrantes del proyecto de investigación de EQZE sobre el cine vasco amateur Artesanos del cine que registra fotograma a fotograma el eclipse solar que ensombreció Vitoria en el año 1984. La presentación contó con la presencia del cineasta.

Este programa-performance, en el que además participaron cuatro linternistas, dos artistas del sonido y un artista de la proyección en súper 8 y 16 mm, conformó la primera presentación pública de la propuesta, cuya búsqueda supone la continuidad de una reflexión en torno a la obsolescencia de las técnicas y de las máquinas, el gesto anacrónico y el lugar del cine como objeto en espacios museísticos.

Artistas de la preservación, la luz y el sonido:
Maddi López de Arkaute
Mariana Torres
Matías Fajn
Celeste Rojas Mugica
Inés Vázquez
Alex Del Río
Ce Pams

LORENA GARCÍA

PRESENTACIÓN PERSONAL. Programadora y gestora cultural peruana interesada en la investigación y mediación del cine experimental, expandido y nuevos medios audiovisuales con un enfoque transfeminista, descolonial e interdisciplinario. Experiencia en la investigación y gestión de festivales de cine. Fundadora de AMiXR, colectivo dedicado a la realización de experiencias inmersivas y gestión de proyectos XR.

SOBRE LA EXPERIENCIA EN EQZE. Es muy curioso cómo la escuela se convierte en un espacio de encuentro entre alumnado y profesorado muy diverso, intergeneracional y con diferentes backgrounds académicos, culturales, laborales y experienciales. San Sebastián nos empuja inevitablemente a generar vínculos con lxs otrxs, y los privilegios materiales nos ayudan a conseguir tiempo para trabajar en aquello, que quizás en ningún otro lugar desarrollaríamos. En la EQZE es como si el tiempo se detuviese y empezara un tiempo nuevo, una especie de paréntesis en tu vida, uno muy importante, que volcaría todo lo que vino atrás y sentaría nuevas bases de lo que continúa.

Lo cual implicó un cambio en el paradigma de comprender “el comisariado”, que personalmente entendía como mediación cultural y cinematográfica desde la gestión cultural y organización de eventos, áreas en las que trabajé en Latinoamérica, y me atravesaban desde el hacer. En mi estancia en la EQZE este hacer se vio intervenido por el detenimiento y la investigación; en clases como El Buen Amor, que dicta Lucía Salas, cada libro no solo era estudiado por nosotros, sino también lo apropiamos a nuestras prácticas como curadores, pensando así nuestros acercamientos al cine a través de la palabra, la experiencia, lo político y lo contemporáneo. En cada curso se establece una reciprocidad y alimentación entre la academia, la experiencia y los afectos que se construyen con las materialidades cinematográficas que cuidamos al momento de exhibir/curar.

Este método de aprendizaje, hace que haya un enfoque en lo procesual, al final estamos en un Máster y nuestro gran objetivo es aprender, pero ¿aprender qué? Hablar de comisariar cine es todavía un trabajo complejo de entender, quizás la especialidad más gaseosa, por eso nos esforzamos en construir una definición con la que nos sintamos afín, identificar nuestros objetos de trabajo, la responsabilidad que implica y métodos que faciliten las cuestiones logísticas al momento de curar/comisariar/programar. Cada proyecto genera su propio flujo, lo cual es interesante y ayuda a ver las posibilidades que tiene esta área del cine. Algunos quieren trabajar una publicación, otros un programa de películas, una residencia, un laboratorio; entre esas ramas se encuentran y desencuentran con otras especialidades y más, con la creación, la preservación, el archivo, etc. Entendiendo así al cine no como un concepto fijo, sino más bien como un espacio vivo que se transforma, viaja y expande; va más allá de la pantalla, se proyecta con la palabra, saluda el devenir humano, crece como un jardín y transita lo liminal.

Este año, este máster y este resumen sobre la experiencia académica y sobre todo humana fue construida en compañía de los compañeros Paul Bonnarme, Pol Crosas, Lu Dellacha, Sara Dominguez, Alejo Duclós, Mati Fajn, Javi Leiva, Mire Montané, Nadia Olvera, Deva Pereda, Marc Torres e Inés Vázquez.

SOBRE “ABRAZO INMATERIAL”, PROYECTO DESARROLLADO EN LA ESCUELA. En la EQZE tuve la oportunidad de desarrollar mi proyecto de Hipótesis Abrazo Inmaterial: lenguajes del cuerpitx y tecnologías cuir en el audiovisual, que se compone en tres partes: un ensayo académico y manifestación (Ontologías cuir para transformar la mirada), un laboratorio artístico con cuatro participantes cuir de la diáspora latinoamericana y una exhibición que cuenta con tres instalaciones de los artistas participantes, una obra audiovisual que documenta el proceso del trabajo y diferentes performances. Esta exhibición se llevará a cabo en mayo y junio, en Tabakalera (San Sebastián) y La Terminal (Bilbao) y tomará diversas formas según las posibilidades de los espacios.

Abrazo Inmaterial propone un lugar para pensar la imagen en movimiento como una posibilidad instalativa a través del código creativo y digitalidad, generando un diálogo con poéticas y cuerpos en tránsito sexuales, de género, demográficos y disidentes. Las prácticas cuir en un ambiente marcado por la opresión, exclusión y constante tránsito busca utopías para un mejor vivir y entiende la apropiación crítica de las tecnologías como una forma de activismo por la reivindicación de sus identidades. Este proyecto busca tener continuidad en forma de laboratorio e investigación desde diversos dispositivos, si bien en un inicio fue el cine, más adelante se busca generar un laboratorio que trabaje la transformación con big data, IA companions, bots, etc; y otros que aparezcan en el camino y sea de interés colectivo.

Gracias al acompañamiento de mi tutora Daniela Delgado y a profesores de la EQZE el proyecto tuvo la libertad de tomar diversas formas (y quizás se siga transformando), así mismo me apoyaron para encontrar fondos como INMATERIAL de Tabakalera y KSIGUNE de Campu Euskadi, esto me ayudarán a trabajar con más seguridad el laboratorio y la exhibición.

Además, durante la escuela pude participar en el proyecto de investigación Genealogías del aprendizaje guiado por Ricardo Matos Cabo, con quien revisamos el archivo digitalizado de Bárbara Hammer, tuvimos un seminario con Laura Mulvey y también estudiamos diversas formas de documentación y escritos sobre cómo enseñar cine desde una perspectiva feminista, tanto de lationamérica como con la revista La Otra Cosecha como con otras fuentes bibliográficas. Este proyecto fue fundamental para desarrollar mi hipótesis, replantear las metodologías del laboratorio y también imaginar la documentación del proceso de trabajo.

Las hipótesis y clases se bifurcan y disparan para generar una ramificación de proyectos, que luego toman vida fuera de la escuela, ahí empieza nuestra mayor tarea, al momento de buscar la continuidad y seguimiento.

NADIA OLVERA

PRESENTACIÓN PERSONAL. Llegar a la Elías Querejeta Zine Eskola me parece una de las situaciones más fortuitas o destinadas (sin creer románticamente en el destino) que me han pasado. Habiendo estudiado Ciencias de la Comunicación en una ciudad como Cancún, Quintana Roo, en México, mi acercamiento al cine nunca había sido nada comparado con el que encontré al llegar aquí, tanto en todo lo material que ofrece la escuela, desde el contacto con las máquinas, cámaras, proyectores, soportes de películas como en las personas que la hacen, el equipo, los profesores que llegan a navegar por ella, pero sobre todo en mis compañeras.

Mi relación con el cine se dio desde esos “accidentes” (llamémosles así por lo efímero o por lo poco que pudieron sobrevivir en un territorio que vive del turismo americano y no tanto de la cultura), festivales y ciclos de cine que llegaban momentáneamente y no sólo ofrecían películas que de otra manera, desafortunamente, no habría encontrado en mi contexto; pero también trajeron consigo historias, formas de compartir el mundo, territorios, realidades y hablar entre nosotras. Comencé a ver el cine no sólo como imágenes en movimiento en una pantalla, si no como una fuerza vibrante que oscila más allá de ésta, con más estados de transformación de las películas mismas; comencé a interesarme en lo qué era y cómo funcionaba la exhibición y la distribución. Así fue que decidí que necesitaba trabajar en festivales de cine, emigré al centro del país donde todo sucedía, muté de la Comunicación a la Gestión Cultural y el cine estuvo siempre, de un festival a otro, eventos, trabajo en producciones de películas, independientes como de grandes estudios, comerciales, etc y, de repente, llegué a la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), a la Coordinación de Difusión Cultural, a la Filmoteca y al FICUNAM, en dónde descubrí lo que no sabía que sería (el destino o) el nuevo capítulo llamado la EQZE gracias a Aciertos, la sección de la programación que recolecta trabajos de estudiantes de cine de diferentes partes de Iberoamérica. Proyectos como el FICUNAM y como el Guanajuato International Film Festival me enseñaron la forma cómo quería que fuese mi relación con el cine, construyendo plataformas para todos los momentos en los que un proyecto cinematográfico existe, desde sus primeras manifestaciones, ideas, guiones, cortometrajes, proyectos en desarrollo; una relación más heterogénea, más participativa, formativa y mutable.

SOBRE LA EXPERIENCIA EN EQZE. Elegir el programa de Comisariado vino de la admiración y preguntas que llevaba tiempo haciéndole a mis compañeras programadoras en México, cómo se forma alguien para ser comisaria/curadora/ programadora y cuáles son las dimensiones de su trabajo, cómo es su relación con el cine. En la Elías Querejeta, con mis compañeras, con mis profesoras, con las películas y los autores que compartíamos, me di cuenta que está relación atravesaba la pantalla que definiamos como el espacio hasta llegar a nosotras, pero en ese rayo de luz muchas cosas más eran tocadas también. Todas veníamos de experiencias diversas, todas teníamos problemas con el cine para poder creernos capaces de adquirir este rol y al mismo tiempo, todas comenzamos a construir una definición desde los trabajos que quisimos desarrollar.

Vino la escritura, el análisis, la crítica, vino la exposición y la construccion de relaciones de conceptos, la producción también se hizo presente, la logística, la mediación y después de un tiempo de reflexión y diálogos, comenzamos a elaborar un experimento llamado ExÓrbita, Cine, cuerpos y espacios liminales, un proceso de aprendizaje para nosotras, una semana de exhibición de cine en Tabakalera para los demás. Fueron cinco días de los casi siete meses de todos estos procesos y este espacio se convirtió en nuestro laboratorio para comisariar/curar/programar. Para mi fue muy importante retar al espacio, si bien no pudimos sacar la pantalla de la sala, creo que logramos sacar el cine de la pantalla con las películas que elegimos, haciendo un programa de cine que invitara a experimentar el trance, a disasociarse de uno y mirarse en el otro. Si debo destacar mi momento favorito fue el de poder proponer y producir la videoinstalación del Colectivo Los Ingrávidos, Tierra en Trance, y llenar el espacio con imágenes y sonidos de un México híbrido, prehispánico.y contempóraneo, una invocación no sólo a la historia, pero también al cine.

SOBRE “LUGARES POSIBLES”, PROYECTO DESARROLLADO EN LA ESCUELA. Como he venido diciendo mi interés se fue definiendo hacia la construcción o defensa del trabajo del comisario / curador / programador, pero sin dejar atrás que eso está relacionado siempre con el contexto, con el espacio y entonces cómo liberarnos de la caja que nos mantiene en ciertos y al mismo tiempo, el eterno aprendizaje. Otra viñeta importante que definió mucho mi tránsito en la escuela fue participar en el proyecto de investigación Genealogías del Aprendizaje: Pedagogías del cine, coordinado por Ricardo Matos Cabo, en el que otras tres compañeras y yo pudimos investigar recuperando notas sobre distintas formas de enseñanza de y a través del cine. La inquietud compartida era buscar ejercicios que no vinieran desde el lugar hegemónico del cine, pero que fuesen ejemplos que retaran la idea de la representación establecida para aprender a hacer, ver, enseñar cine, haciéndolo accesible desde el dispostivo y rompiéndolas barreras ideológicas que surgen en el proceso. Vino entonces el archivo de las notas de clases Barbara Hammer, un caleidoscopio de documentos del trabajo de la cineasta documentalista más allá de sus filmes, y más sobre su necesidad de encontrar como deconstruir las formas establecidas de relacionarse con el cine, hacerlo de una manera inclusiva en todos los sentidos de representación.

Todo esto me llevó a pensar en Lugares posibles. Construyendo un mapa de la programación, un proyecto que vino desde mi origen y todas estas pulsiones que en la EQZE se conectaron, una idea materializar un lugar de residencia para el aprendizaje sobre el cine, para compartirlo, hacerlo y exhibirlo en dónde no llega siempre, buscando ayudar a visibilizar y fortalecer una red de formas alternativas de “pantallas” y de ahí la propuesta de iniciativa- publicación comunitaria, que comparta y coleccione experiencias de comisarias / curadoras / programadoras de cine con una perspectiva descentralizada, colectiva y mutable, que sea un lugar de encuentro para la formación de todas, así como lo ha sido y sigue siendo la escuela, en la que pudimos generar un primer encuentro entre promoción saliente y entrante de este programa para escucharnos y seguir buscando maneras en las que todas podamos hacer del cine una herramienta y un fin, un lugar en dónde todas podamos verlo, oírlo, sentirlo, atravesarlo y compartirlo.

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