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Festivales: Crítica de “Love Lies Bleeding”, película de Rose Glass con Kristen Stewart (sección Berlinale Special) – #Berlinale2024

Por Violeta Kovacsics, desde Berlín

calificacion

Publicada el 18-02-2024

El más reciente film de la directora de Saint Maud (2019) es otro estreno de Sundance y otra producción de A24 que llega pocos días después a Berlín.

Love Lies Bleeding (Reino Unido-Estados Unidos/2024). Dirección: Rose Glass. Elenco: Kristen Stewart, Katy O’Brian, Ed Harris, Dave Franco, Jena Malone y Anna Baryshnikov. Guion: Rose Glass y Weronika Tofilska. Fotografía: Ben Fordesman. Edición: Mark Towns. Música: Clint Mansell. Duración: 104 minutos. En la sección Berlinale Special.

Kristen, ¿dónde estabas y dónde estás? Estabas en el intenso plano contraplano de la primera parte de Crepúsculo, entre tu personaje y el de Robert Pattinson cuando se encuentran por primera vez. Aquel plano contraplano era la sublimación del amor romántico heterosexual, al comienzo de una saga que te estableció como joven estrella. Y ahora estás en el plano en el que Lou, tu personaje en Love Lies Bleeding, mira embelesada a Jackie, una físicoculturista que exhibe con orgullo sus músculos. De una mirada de pasión a la otra han pasado 16 años. El mundo ha cambiado, y también tú. Has pasado de ser icono adolescente del mainstream a una estrella queer, cuya presencia andrógina se exhibe tanto en la pantalla (Love Lies Bleeding) como fuera de ella (en la portada de la revista Rolling Stone). Quizá por todo esto, aunque Love Lies Bleeding sea una rareza que por momentos parece a punto de descarrilar, es un fascinante objeto de culto. 

Recién llegada a Nuevo México, Jackie (Katy O’Brian) quiere trabajar sus músculos para un concurso de físicoculturismo en Las Vegas. Ella, la mujer fornida, conoce en un gimnasio a Lou (Stewart), una soft butch que regenta el lugar y reniega de su pasado familiar. Las dos se gustan y comienzan una relación que se verá entorpecida por la violencia de los hombres que las rodean. En su libro Spectacular Bodies, Yvonne Tasker decía que en el cine de acción de finales de los años ’80 y comienzos de los ’90 proliferaron los cuerpos de mujeres musculadas. Aquel auge respondía a un momento de crecimiento del físicoculturismo practicado por mujeres, que promovían a su vez imágenes en las que lo “masculino” y lo “femenino” estaban “encarrados juntos”. Es precisamente en esa época que Rose Glass inscribe su película, Love Lies Bleeding. A partir de aquí, subvierte los roles de género a través de elementos asociados con la masculinidad (el músculo, las pistolas) y a la cultura LGTBIQ+. Propone así un interesante ejercicio de culto al cuerpo, en torno a la figura escultural de Jackie y la mirada deseante de Lou. En Love Lies Bleeding lo sexy solo se explica desde lo queer. 

Love Lies Bleeding es una mezcla entre Telma & Louise, Bound… y Hulk. Quizá, nos lo podríamos imaginar desde el momento en que, a cada chute de hormonas, los músculos de Jackie se ensanchan, y crujen haciendo un exagerado estruendo que se escucha incluso por encima de una canción de Gina X Performance. No, no estamos en el terreno del realismo. Y sí, quizá, en el de la nueva carne cronenbergiana. El cine de Cronenberg, tan propenso a reflejar la dualidad y los cuerpos híbridos, se deja ver aquí no solo en el retrato de un cuerpo cambiante, sino también en el relato del pasado oculto de Lou. Ella no quiere saber nada de su padre, un traficante de armas interpretado por Ed Harris, pero al igual que en Una historia de violencia con el personaje de Viggo Mortensen, su pasado permanece agazapado y tarde o temprano regresará.

La cuestión de la violencia es central. Lou y Jackie encajan como un guante en el arquetipo de la lesbiana asesina que tanto ha predominado en el cine de Hollywood a lo largo de la historia. Ahora bien, como escribía Francina Ribes en su libro Ausencia y exceso: lesbianas asesinas en el cine de Hollywood, a la vez que hay una mirada estigmatizadora en la relación lesbianismo=asesinato, hay también el germen de lo subversivo. Jack Halberstam, por ejemplo, hablaba de la violencia imaginada y a cómo la representación de la violencia ejercida por colectivos infrarrepresentados abre la puerta a un espacio político donde desde lo imaginado se subvierte la realidad.

En Dead Reckoning / Callejón sin salida (1946), de John Cromwell, Lizabeth Scott era Coral Chandler, a la que el personaje de Humphrey Bogart insiste en llamar Mike, asimilándola con sus compañeros de ejército. Aquel era una de las encarnaciones más deslumbrantes de la femme fatale, una figura que a menudo transgredió los roles de género. Las protagonistas de Love Lies Bleeding se llaman entre ellas Lou y Jack, aunque sus respectivas familias se dirigen a ellas como Louise y Jackie. Esta transición de un nombre a otro dice mucho de una película que, entre otras cosas, relata una transformación.

Si en el cuerpo de la físicoculturista Katy O’Brian se encuentra el trabajo sobre la espectacularidad de la masa muscular, en la gestualidad de Stewart se halla la calidez afectiva. Sí, Love Lies Bleeding es una película sobre la violencia por momentos excesivamente crispada, pero también sobre el amor, que Stewart, tantas veces criticada por su pose desganada, elabora con la hermosa sencillez de quien se siente cómplice de lo que está rodando. Jackie no se somete a un cambio de sexo, pero su relato es el de una transición. Love Lies Bleeding hace suyo ese camino. Es una película musculada, que disfruta del acento, de la exageración hasta transformarse también en un deslumbrante objeto kitsch.


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