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Críticas: Crítica de “Valeria viene a casarse”, película de la israelí Michal Vinik

Tras su estreno en la Mostra de Venecia 2022, este segundo largometraje de la directora de Barash (2015), recorrió otros prestigiosos festivales como Toronto y Tesalónica. Ahora, se estrena en 8 salas argentinas.

Valeria viene a casarse (Valeria Mithatenet, Israel, Ucrania/2022). Dirección y guion: Michal Vinik. Elenco: Lena Fraifeld, Dasha Tvoronovich, Yaakov Zada Daniel y Avraham Shalom Levi. Fotografía: Guy Raz. Edición: Maya Kenig. Musica: Daphna Keenan. Sonido: Ashi Milo y Ronen Nagel. Distribuidora: Mirada. Duración: 76 minutos. Apta para mayores de 13 años. Salas (primera semana): 8 (Multiplex Belgrano, Cine Arte Cacodelphia, Atlas Patio Bullrich, Cinépolis Recoleta, Cínépolis Pilar, Showcase Norte, Cines del Centro de Rosario y Cine Arte de Córdoba).

El título es un tanto engañoso. Sin leer la sinopsis de la película dirigida y escrita por la israelí Michal Vinik es inevitable asociar la referencia al casamiento con algo festivo, alegre, un anhelo materializado con la pompa habitual de este tipo de rituales. Pero nada más alejado de eso: Valeria viene a casarse es un relato desesperanzador sobre una mujer al filo de tomar una decisión que podría cambiarle la vida para siempre. Y no precisamente para bien.

Valeria (Dasha Tvoronovich) llega a Tel Aviv desde su Ucrania natal para casarse con un israelí. Pero su motivación no es el amor. Por el contrario, el interés para concretar un matrimonio arreglado con un hombre al que conoció solo mediante un par de videollamadas es conseguir la ciudadanía y, con ella, asegurarse un futuro lejos de las bombas que llueven en su país natal.

En el aeropuerto la recibe su hermana Christina y su marido, a quien también conoció mediante esa modalidad. No está feliz ni mucho menos, pero tiene una vida más apacible, más segura, con alguna posibilidad de proyectar hacia adelante. Una vez en el departamento, llega el pretendiente, un tipo amable y lo suficientemente atento como para haber aprendido un par de frases en ruso y regalarle un celular para que, traductor mediante, pueda comunicarse en hebreo.

Allí comienzan las dudas de Valeria y, con ellas, a romperse el muy delicado lazo que une a los cuatro personajes centrales de este film. Con una acción reducida a los sucesos que ocurren en menos de un día y filmada casi en su totalidad de ese departamento, Valeria viene a casarse se vuelve más incómoda a medida que se evidencian los auténticos deseos de la joven.

A Vinik le hacen falta pocos elementos para construir un film que dice mucho más de lo que aparenta su superficie dramática. La directora israelí no necesita subrayar los machismos instalados en la dinámica entre Christina y su marido, así como tampoco exponer a Valeria a gritos desatados. Se trata, a fin de cuentas, de una película que maneja las herramientas del cine con inteligencia y sutileza. Una agradable sorpresa de la cartelera comercial.


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