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Críticas: Crítica de “Saltburn”, película de Emerald Fennell con Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike y Richard E. Grant (Amazon Prime Video)

Tras su consagratoria ópera prima Hermosa venganza / Promising Young Woman, que le valió el premio Oscar a Mejor Guion Original en 2021, la londinense Fennell continúa en la senda de la provocación con una película tan ambiciosa y audaz como en definitiva fallida.

Saltburn (Reino Unido/2023). Guion y dirección: Emerald Fennell. Elenco: Barry Keoghan, Jacob Elordi, Rosamund Pike, Richard E. Grant, Alison Oliver, Archie Madekwe, Carey Mulligan y Paul Rhys. Fotografía: Linus Sandgren. Edición: Victoria Boydell. Música: Anthony Willis. Duración: 131 minutos. Disponible en Amazon Prime Video desde el viernes 22 de diciembre.

 
Según la base de datos IMDb, Hermosa venganza ganó desde su estreno en Sundance 2020 un total de 116 premios y tuvo otras 193 nominaciones. Lo de Saltburn es, por el momento, bastante más modesto: desde su lanzamiento en el Festival de Telluride a fines de agosto último, lleva cosechadas 30 candidaturas y solo dos distinciones.

No es que los premios sean el único (ni siquiera el más relevante) parámetro para comparar las recepciones de distintas películas de una misma cineasta, pero está claro que Saltburn no está generando el mismo entusiasmo que aquel trabajo con Carey Mulligan (en esta oportunidad tiene poco más que un cameo). Y se entiende por qué. Más allá del excelente elenco reunido, del imponente despliegue visual y de la audacia de varios de sus pasajes (incluidos sus muy comentados desnudos), es un film que por momentos luce deshilachado, pretencioso y forzado hasta lo ridículo (alguien la definió como una mixtura entre El talentoso Sr. Ripley, de Patricia Highsmith, y el cine de Pier Paolo Pasolini, aunque en verdad parece un deslucido émulo de Llámame por tu nombre).

Ambientada entre 2006 y 2007 (en un momento los personajes ven Supercool / Superbad, la genial comedia adolescente de Greg Mottola), Saltburn tiene como protagonista a Oliver Quick (Barry Keoghan), un brillante, tímido y misterioso joven que llega a Oxford y pronto se deslumbra por Felix Catton (Jacob Elordi), un bellísimo estudiante de origen aristocrático. Las diferencias de clase son ostensibles, pero Oliver se las ingenia para que Felix termine invitándolo a pasar las vacaciones en la mansión veraniega de su familia, que incluye a mamá Elspeth (la notable Rosamund Pike), papá Sir James (Richard E. Grant), su también hermosa y atribulada hermana Venetia (Alison Oliver) y un primo llamado Farleigh (Archie Madekwe).

Con algo de encanto, seducción, astucia y manipulación, Oliver se irá ganando los favores de la mayoría de los integrantes de la muy disfuncional y excéntrica familia Catton, aunque algunos también empezarán a sospechar que detrás de su cara de ángel, su inocencia y su actitud servicial se esconden intenciones non sanctas.

No conviene adelantar nada más de una película que hace gala de un humor negro bastante cínico, sádico y cruel, y que resulta sumamente retorcida en su exploración de los resquicios más recónditos y enfermizos del alma humana. La belleza de las locaciones de arquitectura clásica (Saltburn es un palacio del siglo XII), de los muy cuidados planos cortesía del director de fotografía Linus Sandgren y de los esculturales cuerpos desnudos hace que el film tenga un indudable poder de sugestión y seducción, pero cuando esa superficie se disipa queda al descubierto el artificio, la solemnidad y la banalidad de una película con más aspiraciones que hallazgos concretos.


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